Por Alberto Hernández Vásquez
La revista Cultura de VeracruZ, en su número 37, correspondiente a Noviembre de 2008, ofrece la antología Poesía de las Islas Canarias, preparada con notas, estudio y bibliografía por el poeta Frank Estévez Guerra. En esta muestra se ofrece una selección de textos poéticos representativos de los siguientes autores: Tomas Morales, Saulo Torón, “Alonso Quesada”, Pedro García Cabrera, Emeterio Gutiérrez Albelo, Pedro Lezcano, José María Millares, Rafael Arozarena, Luis Feria, Justo Jorge Padrón, Cecilia Domínguez Luis, Mesa, Teodoro Santana, Marcos Hormiga, Federico J. Silva, , Alicia Llarena, Melchor López, Paula Nogales, Verónica García, Pedro Flores, Tina Suarez, y Rafael-José Díaz.
Es conveniente repetir algunos planteamientos de Frank Estévez Guerra: “Aceptamos como principio la premisa que defiende la existencia de una literatura siempre que haya un espacio determinado, donde obras y autores puedan ser evaluados y discutidos. De este modo las Islas Canarias, como espacio fragmentado concreto que representan, poseen una determinada literatura que se ha ido constituyendo en el marco de su devenir histórico, relativamente corto, desde los estertores del Renacimiento; a pesar de que estuvieron inmersas en la leyenda de la mitología clásica greco-latina desde tiempos remotos.
En la presente antología de la poesía elaborada por autores y autoras de las Islas Canarias se proponen los que pueden ser considerados los nombres principales de esta subcategoría crítica que pasamos a denominar “poesía canaria”. Para delimitar estas fronteras subcategoriales cabe insertar la lírica en el amplio espectro de una categoría crítica matriz de la que procede: la “Literatura canaria”. El hecho de aceptar estas nominaciones viene dado por la convencional asociación resultante de identificar etiquetas designativas, así como por el hecho de vincularlas a una asignatura, o materia común obligatoria, inserta en el currículo del área de Lengua Castellana y Literatura por la administración educativa de la Comunidad Autónoma de Canarias.
Estimamos que es más acertado reconocerlas como “poesía de Canarias” y “Literatura de Canarias” porque la cultura de las Islas, aun con sus características propias y sus diferencias con respecto a la asentada en suelo peninsular, no deja de ser hispánica y eminentemente española; asimismo, el hilo conductor del código lingüístico es, y siempre ha sido, nuestra excelsa lengua castellana. No obstante, de aquí en adelante se hará mención a los sintagmas poesía canaria y literatura canaria a pesar de no estar del todo de acuerdo con estas denominaciones”.
Por lo tanto, Frank Estévez Guerra abre su investigación hasta las profundidades en los cimientos que se perfilaron con: “Las anónimas “Endechas a Guillén Peraza”, del siglo XV, han sido consideradas por la mayor parte de la crítica como texto fundacional de la literatura canaria; esta afirmación, con sus matices pertinentes, es susceptible de revisión. Por un lado, han sido escritas después del fallecimiento del joven conquistador sevillano (1447) por un poeta desconocido, con toda seguridad de procedencia peninsular: no canaria; por otro, ha sido un infructuoso intento de introducir y ubicar a la poesía canaria en un siglo que realmente no le corresponde. La poesía fundacional canaria, propiamente dicha, toma carta de naturaleza con la obra de Bartolomé Cairasco de Figueroa en el siglo XVI; a pesar de que José de Anchieta ya ha escrito, con anterioridad a éste, obra lírica. Con respecto a esta anticipación que ubica al jesuita Anchieta como pionero entre los poetas canarios (“La paternidad de la poesía canaria hemos de atribuírsela, por tanto, a un misionero Anchieta...”), debemos indicar que nuestro autor se había desvinculado por completo no sólo del contexto insular, sino de la propia creación en lengua castellana. Por esta razón no se estima a José de Anchieta y Díaz como vate canario a pesar de que se ha querido otorgar este carácter”.
Hay que advertir el planteamiento teórico y metodológico de Frank Estévez Guerra: “En este trabajo de selección se imponen los requerimientos de un espacio determinado y el subjetivo criterio selectivo de quien lo realiza; por otro lado, el destino concreto al que va enfocado tal fin hace que los condicionantes se vayan sumando hasta adquirir las proporciones textuales que usted, respetable lector o respetable lectora, tiene en sus manos. Desde el génesis de esta antología (Tomás Morales) hasta su culminación (Rafael-José Díaz) sí que se puede afirmar, sin ningún tipo de dudas, que quienes están seleccionados lo están por méritos propios y que cualquiera de ellos y de ellas puede incluirse en antologías de la literatura española o hispánica, de hecho lo están; también es cierto que se puede incluir otra nómina diferente no menos importante. Aquí se muestran nominalmente todas las generaciones cronológicas y los movimientos y tendencias estilísticas de la lírica canaria; si el concepto ‘generación’ no es el más adecuado para establecer un riguroso criterio científico en torno al estudio de la poesía que se ha venido desarrollando en Canarias después del modernismo, sí que es el más apropiado, próximo y cómodo, para poder establecer cierto orden; asimismo, este trabajo recoge, sin merecerlo, la herencia de obras e investigadores precedentes”.
Con este número de Cultura de VeracruZ, se logra una completa vinculación con el movimiento poético de las Islas Canarias, lo cual permite a los lectores aproximarse a una parte importante de las letras hispanoamericanas. Hay que agradecer el empeño y dedicación de Frank Estévez Guerra por haber logrado ofrecer un breve, pero valioso panorama de la poesía de su lugar de origen, y una trascendental historia de la poesía de las Islas Canarias. Sin duda alguna, Cultura de VeracruZ, continúa en su proyecto de realizar registros literarios de las principales expresiones literarias en México, América Latina y España.
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