viernes, 4 de mayo de 2012

La conspiración de los negros



              Por Raúl Hernández Viveros

Después del genocidio de veinte millones de aborígenes, en el siglo XVI, nada más sobrevivieron tres millones de indígenas en Mesoamérica. El exterminio de la población nativa estuvo acompañado por la guerra bacteriológica en el Nuevo Mundo.  Lo cual representó el despojo y expropiación de las tierras. Hasta nuestros días prosigue la discriminación, el abandono y el desprecio por los pueblos indígenas de América Latina.

En su Historia de la infamia, Jorge Luis Borges rescató la información de que: “En 1517 el P. Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación de negros que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas”. Se debe mencionar que entonces los reyes de España y la Iglesia Católica controlaron a los encomenderos en el Nuevo Mundo.

Desde 1501 Nicolás de Ovando, gobernador y administrador colonial de La Española, desde 1502 hasta 1509. Fundador de los pueblos de Puerto Real, Cares, Santa Cruz de Aycayagua, Gotuy, Joragua y Puerto Plata, quien trasladó y reconstruyó la ciudad de Santo Domingo. También permitió  la compra de esclavos negros, nacidos en cautiverio o de dueños católicos, en 1501. A los dos años siguientes pidió que ya no llegaran más negros porque eran capaces de buscar su liberación.

Sin embargo en 1516, debido a la fuerza física de los negros se reanudó su traslado al Nuevo  Mundo. Alonso de Zuazo en una carta al rey Carlos V, de fecha enero 1518, señaló que: “ay negros que hazen en un día ciento a cuarenta montones y el yndio mas manicato que quiere decir esforcado o  hombre de muchas fuercas no hazen al dia de doze montones arriba”. Bartolomé de las Casas solicitó el envío de: “veinte negros y otros esclavos a las minas”, y que llegaran acompañadas con sus correspondientes parejas.

A partir de 1513 se  exigió  un tributo por los negros que entraban en el Nuevo Mundo, lo cual dio inicio al comercio de esclavos africanos. En 1518 se autorizó la exportación de cuatro mil negros. Con esto comenzó el monopolio de las Piezas de Indias, principalmente a cargo de los países europeos que tenían colonias en África.  Bartolomé de las Casas estuvo de acuerdo en este tipo de mercado de esclavos para proteger el exterminio de los indios de México.     

La preocupación de Bartolomé de las Casas frente al exterminio de los grupos indígenas  llegó a plantear la alternativa de la esclavitud negra en el Nuevo Mundo. Todo esto con el pretexto de repoblarlos los territorios conquistados. Como exactamente lo definió: “Podrá Su Majestad dar por algunos años algunas personas señaladas y hacer merced a uno de cincuenta mil maravedís; a otro, de ciento; a otros, de más, y, a otros, de menos, para que ayuden a la tierra a poblar hasta que en ella se arraiguen”. De esta manera brotó el color negro de México.

Entre algunas normas de las Leyes de las indias sobre los aborígenes se dispuso que: “los indios, e indias tengan como deben entera libertad para casarse con quien quisieren, así con las indias, como con naturales de estos nuestros Reynos o Españoles, nacidos en las Indias.” También se les concedió permiso para “que puedan criar todas y cualesquier especies de ganados mayores y menores, como los pueden hacer los españoles sin ninguna diferencia”.

Por otra parte, Paulo III, quien defendió la racionalidad de los indios, y reprobó en 1537 que se comerciara con los negros. Fray Toribio de Benavente aclaró a Fray Bartolomé de las Casas que: Todo lo que acá tienen los españoles, todo es mal ganado, aunque lo haya habido por granjerías: y acá hay muchos labradores y oficiales y otros muchos labradores y oficiales y otros muchos, que por su industria y sudor tienen de comer… a los conquistadores y encomenderos y a los mercaderes los llama muchas veces, tiranos, robadores,  violentadores, raptores, predones”. Paulo III determinó que: “los dichos indios y todas las demás gentes que de aquí adelante vinieren a noticia de los cristianos, aunque más estén fuera de la fe de Jesucristo, que en ninguna manera han de ser privados de su libertad y del dominio de sus bienes.”

De todas maneras la esclavitud prosiguió, y aparecieron las primeras conjuraciones de los negros. Francisco Xavier Alegre hizo la crónica de que en 1609: “Yanga era un negro de cuerpo gentil, bran de nación, y de quien se decía que si no lo cautivaran, fuera rey en su tierra.” Después de capitular, los negros rebeldes se establecieron, y lucharon contra los indios,  a quienes consideraban sus “enemigos naturales”.

De acuerdo a Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin: “el miércoles 2 del mes de mayo del año de 1612 fue cuando fueron colgadas veintiocho personas de los negros; y de las negras, siete personas fueron colgadas. En conjunto, todos los colgados suman treinta y cinco personas.” Fueron acusadas de que iban a rebelarse, e intentaban matar a sus patrones españoles.

Dentro de sus planes reconocieron que iban a nombrar a un negro y una mulata como reyes, que contarían con duques, marqueses y condes. Marcarían a los indígenas en las bocas. Exterminarían a los hombres y mujeres blancas. Por supuesto, antes seleccionarían a las más blancas y bonitas para ser esposas de los negros. El que no pareciera mulato sería sacrificado de los conventos sacarían a las monjas y se casarían con ellas, y a las mujeres negras las iban a llevar a vivir a los conventos.

Acabarían con los sacerdotes pero respetarían la vida a las carmelitas, a los franciscanos y a los jesuitas. Fueron ejecutados y después cortados en pedazos. Chimalpahin en su crónica señaló que: “apenas a los dos días, en jueves, con el cual fueron tres días del mes de mayo en curso, justamente en la fiesta de la Santa Cruz , descolgaron a los muertos de las horcas de madera. Y a estos mencionados muertos ordenaron de la justicia que a todos se les abriera, que sus cuerpos se partieran en dos, allá se colgarían en todas las calles grandes y barriadas que vienen a entrar a México.”

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