Raúl Hernández Viveros
Bajo el rectorado de Gabriel Garzón Cossa, en la revista Uni-Ver, 1949, su director Alberto
Sánchez Cortés, en el editorial advirtió
que: “Este periódico, llevará la
humildad de nuestra formación a las más alejadas Universidades. Nuestro mensaje
de optimismo y de fe, llegará a los más apartados lugares y en todas partes
sabrán que existimos y que si bien ocupamos un modesto sitio en los mapas
geográficos, comparativamente en los mapas del
Ideal figuramos al igual que las mas venerables antiguas y potentes
Universidades de las Tierra”.
A casi un lustro en 1949, se recordó que
la Universidad Veracruzana, el 11 de
septiembre de 1944 celebró su primera sesión ordinaria el H. Consejo Universitario, máxima autoridad, que fue establecido el 28 de agosto
del mismo año, de acuerdo a su Estatuto Orgánico. Desde aquella fecha sus
instalaciones quedaron en la calle Benito
Juárez No. 23, y 55 actualmente,
en donde iniciaron clases las Facultades
Jurídica y de Comercio.
La enseñanza se impartía a 6,752 alumnos, también se divulgaba la cultura,
con el Instituto de Música, Danza y Declamación, las bibliotecas funcionaban en Orizaba y Xalapa. La Orquesta
Sinfónica presentaba conciertos
populares, y en la pinacoteca se montaban exposiciones. El trabajo de investigación inició con el Departamento de
Arqueología; es fundamental la consulta
y el registro de los informes de José García
Payón en las páginas de Uni-Ver. Todo este
material resultaría trascendental reunirlo en un volumen actual.
En el No. 14, febrero de 1950, de la revista Uni-Ver, se dio a conocer la información
de Leonardo Pasquel sobre la visita de Gabriela Mistral a la capital
veracruzana, quien se alojó en la
hacienda “El Lencero”; hasta donde llegaron a visitarla “las exponentes del
fenómeno literario en México, a las ya conocía a través de la Revista América. Pita Amor, Margarita Michelena, Rosario Castellanos y
Dolores Castro, son sus nuevas amigas, y en ellas tiene puesta su fe, su esperanza de elevación de la mujer, uno de
sus más firmes pensamientos”.
Además hay que destacar los relatos en Uni-Ver, de Emilio Fernández C., quien fue Director de
la Escuela Esfuerzo Obrero, maestro de varias generaciones, y murió en Ciudad Mendoza, Ver. Por otra parte,
es conveniente descubrir el talento inicial de Aureliano Hernández
Palacios que expuso en sus
reflexiones “La vocación de la Vida y en
los Libros”, que se publicó en el No. 15 marzo de 1950, Uni-Ver. Un verdadero recuerdo a uno de sus docentes: “El ilustre
maestro D. Eduardo R. Coronado, de grata memoria para quienes tuvimos el
privilegio de abrevar en las fuentes de su sabiduría, a menudo solía decirnos
con su ironía característica que aunada
a su bondad y a su saber, “que en todos
los libros hay alguna verdad”; esta generalización abarca, pues por igual tanto a los buenos como a los malos
libros. De ahí que he buscado en mis lecturas la verdad de que hablaba el
maestro y la he encontrado”.
En enero-marzo de 1952, apareció la
revista Universidad Veracruzana, con
su director Librado Basilio en el rectorado de Arturo Llorente González. Bajo
este propósito se planteó el proyecto de: “crear un Departamento Editorial,
cuya misión consistirá en divulgar por medio del libro las obras de autores
veracruzanos nacionales y extranjeros, para realizar de esta manera, fuera de las aulas, la altísima misión que
tiene encomendada: iluminar y guiar a
las inteligencias”. De esta manera nacieron la edición de la revista Universidad Veracruzana, y al mismo
tiempo, algunas colecciones de libros.
Del 22 al 29 de julio de 1951, tuvieron
efecto la X Sesión del Congreso Mexicano de Historia, y la V Mesa Redonda de la
Sociedad Mexicana de Antropología.
Este mismo año se formó el Teatro de la Universidad Veracruzana, con la puesta
en escena de “Los intereses creados” de Benavente, y dos entremeses de
Cervantes: “La cueva de Salamanca” y “El viejo celoso”, además de escenificarse
“Daba el ventero a Sancho”.
En la inauguración de la Facultad de Medicina en Veracruz, Miguel
Alemán escribió; “que la Universidad Veracruzana contribuya con el caudal de su cultura y el vigor de sus hombres al
progreso y a la grandeza del pueblo de México”. El Presidente de México fue
acreditado como Doctor Honoris Causa y Rector Ad Honorem y Ad Perpetuan, en 1952. Durante dicho año en
la Galería Artística Universitaria se
hizo la muestra de 6 retratos de José Justo Montiel, iniciador y promotor de la
“Escuela Veracruzana”, la mayor parte de sus cuadros de este pintor fueron realizados en su taller de Orizaba que fundó
a la mitad del siglo XIX.
El 29 de noviembre de 1953,
Ezequiel Coutiño fue designado Rector. La
revista Universidad Veracruzana,
No. 3 julio-septiembre del mencionado año,
dedicó sus páginas a la conmemoración de los 100 años del nacimiento de
Rafael Delgado (1853-1914). Después en el No. 4 octubre-diciembre de 1953, de
la misma Revista, se recordó el centenario del nacimiento del poeta
Salvador Díaz Mirón (1853-1953).
El rector de la UV, Gonzalo Aguirre
Beltrán, tuvo a bien designar en 1957
a Sergio Galindo Márquez como director de la Editorial y
de la revista La Palabra y el Hombre. Desde el principio, se planteó la
propuesta de que: "Toda obra publicada por la Universidad Veracruzana
responde, en principio, a una doble necesidad: una, el natural afán de
comunicación del que escribe y, otra, la primordial se refiere al público al
que se le dedica. Es decir, la labor editorial supone establecer un diálogo
entre el autor y sus lectores, pero también significa procurar la participación
general en los beneficios del conocimiento, puesto que es imposible concebir
desarrollo o superación al margen del conocimiento mismo"¬.
Con esa visión sobre el papel tan
extenso que significa la labor editorial, en 1959 se abrió un espacio enfocado
a la publicación de textos importantes sobre investigaciones relacionadas con
la filosofía, la literatura, la lingüística, la historia y la sociología, bajo
el nombre de Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. Con la aparición
del libro Discurso de Filosofía, de José
Gaos, comenzó la tarea fundamental de reunir textos de vital trascendencia
académica. Por lo que se dieron a conocer, al poco tiempo, las siguientes
obras: Los países tropicales, de
Pierre Gourou; Ensayos
filosófico-jurídicos, de Eduardo García Máynez; Tres salvaciones del siglo XVIII español, de Rafael Segovia Canosa;
Orígenes de la filosofía y de su
historia, de José Gaos; Gramática del
popoluca de la sierra, de Benjamín Elson; Seis estudios históricos de tema mexicano, de Edmundo O’ Gorman; Breve historia de Veracruz, de José Luis
Melgarejo Vivanco; La ambigüedad en el
Quijote, de Manuel Durán; La
Universidad Latinoamericana, de Gonzalo Aguirre Beltrán, y Cuestiones educativas y páginas sobre
México, de Fernando Salmerón.
Posteriormente, incluyeron otras obras
universales, como por ejemplo Existencialismo,
de Juan David García Vaca; Etimos
latinos, griegos y nahuas, de Juan A. Hasler; Estudios de historia y derecho, de Javier Malagón Barceló, y Razón del mundo. La preocupación de España,
de Francisco Ayala, entre otros libros.
En Biblioteca pueden observarse, pues,
numerosos trabajos de filosofía e historia de autores como José Gaos, Rafael
Segovia Canosa, Manuel Durán, Juan David García Bacca y Francisco Ayala, entre
muchos otros. Con esta tradición, la colección Biblioteca continuó en su afán
por dar a conocer y publicar materiales bibliográficos indispensables para el
conocimiento, que incluyen temas vinculados con el pensamiento universitario.
Años más tarde, se publicó, entre muchos
otros volúmenes, la segunda edición de Cultura y conquista. La herencia española de América, de
George M. Foster, traducida por Carlo Antonio Castro, quien al año siguiente
dio a conocer su investigación Enero y
febrero: ¡ahijadero! En 1986, apareció
Cultura indígena e integración nacional, libro de Giovanni Marcheti
traducido por María del Rosario Rodríguez y Alberto Guaraldo. Este estudio fue
realizado en Bolonia, Italia, ciudad donde vivió Francisco Xavier Clavijero, y
en él se incluyó el prólogo de Alberto Guaraldo, que habla sobre la importancia
del pensador veracruzano en la formación de la conciencia nacional mexicana.
Asimismo, en la colección Biblioteca
introdujeron, entre otros, textos de los principales investigadores de la
Universidad Veracruzana: José Velasco Toro, Soledad García Morales, Gilberto
Bermúdez Gorrochotegi y Félix Báez-Jorge, quien al catálogo de la serie ha
sumado las obras Las voces del agua, Los
oficios de las diosas y La parentela de María, ejemplos de los diversos
estudios antropológicos que forman parte de esta colección.
Es conveniente señalar que la colección
Biblioteca fue hermana mayor de Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras,
serie cuyos números albergaron textos de menores dimensiones, pero no de menor
calidad. Por ejemplo, José Gaos publicó en ella su obra Introducción a la fenomenología. También se incluyeron los
extraordinarios ensayos de Ramón Xirau, El
péndulo y la espiral y Comentario, y los libros Arco y certamen de la poesía mexicana colonial, de José Pascual
Buxó, y El sueño creador, de María
Zambrano.
Esta última autora incluyó en ese libro
editado por la UV la siguiente nota: "Las páginas del presente volumen
vienen a ser como un trozo de mineral venido a la luz desde las oscuras
galerías de una mina, que el autor querría, quizás por gusto del lugar, seguir
recorriendo aún, antes de ofrecer el material ya extraído de ella. Ciertamente
que no hubiera podido permanecer en tal lugar, ni en tal situación de no haber
recibido asistencia de diverso orden".&a
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