lunes, 6 de agosto de 2012

Poemas de Nezahualcóyotl, Cantos mexicanos

Cantos mexicanos
Por Raúl Hernández Viveros




Poemas de Nezahualcóyotl, Nezahualpilli, Cuacuauhtzin y Axayácatl, y otras anónimas, se encuentran en los Cantares mexicanos (Edición de Miguel León Portilla, Tres tomos, UNAM, México, 2011). Obra de investigación editada en memoria de Ángel María Garibay Kino, forman parte de la historia de los pueblos en lengua náhuatl. Se incluyen en náhuatl, con su versión castellana, eran versos que seguían con música, baile y quema de copal.
Fueron transcritos en su mayoría durante la segunda mitad del siglo XVI y el volumen, reencuadernado en una época posterior, procede de un convento, hipotéticamente el de San Francisco el Grande, en la Ciudad de México. Cantos filosóficos, eróticos, de guerra y algunos iconocuicatl (composiciones tristes sobre la conquista). Dichos textos se incluyen en el manuscrito, que el filólogo Ángel María Garibay consideraba más importante que se conserva de la antigüedad mexicana, producto del trabajo de los frailes que rescataron este legado; terminada la conquista, con el apoyo de jóvenes indígenas instruidos en el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
            Precisamente fue el lugar histórico en donde apareció la primera biblioteca y el “primer scriptorium de las Américas”. Este instituto de traductores  estuvo a cargo de Fray Bernardino de Sahagún. En 1859 por el decreto de desamortización autorizado por Benito Juárez, José F. Ramírez recibió miles de obras de los conventos franciscanos. De esta manera se impulsó la Biblioteca Nacional. José María Vigil al frente de dicho centro bibliográfico, encontró el códice, y afirmó que estos cantos antiguos mexicanos  pertenecieron a la biblioteca de la Universidad de México.
            Una discreta muestra de los orígenes de una parte de nuestras letras mexicanas, es el siguiente canto “Enigma de vivir”: “No es verdad que vivimos, / no es verdad que duramos / en la tierra. / ¡Yo tengo que dejar las bellas flores, / tengo que ir en busca del sitio del misterio! / Pero por breve tiempo, / hagamos nuestros los hermosos cantos.”
            En 1550, Carlos V expidió la  ley de enseñanza del castellano a los indígenas, y propuso: "Como una de las principales cosas que Nos deseamos para el bien de esa tierra es la salvación e instrucción y conversión a nuestra santa fe católica de los naturales de ella y que también tomen nuestra policía y buenas costumbres; y así tratando de los medios que para este fin se podrían tener, ha parecido que uno de ellos y el más principal sería dar orden como a esas gentes se les enseñase nuestra lengua castellana, porque sabida ésta, con más facilidad podrían ser doctrinados en las cosas del Santo Evangelio y conseguir todo lo demás que les conviene para su manera de vivir".
            Fue el origen legal para imponer el empleo del idioma de Cervantes, que estuvo acompañado del adoctrinamiento religioso de la iglesia católica. José  Vasconcelos escribió en 1950 que: “Desde la Reforma juarista, y con celo digno de mejor causa, se nos ha venido infiltrado, desde la Primaria hasta la Universidad, el odio y el desprecio por todo lo que es español, por todo lo que es católico, por todo lo que es latino. Para realizar esta obra de negación de nuestra honda prosapia no se ha vacilado en falsificar la historia”.

     
                                   

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