viernes, 19 de marzo de 2010

Homenaje al poeta Hugo Mayo







Por Alberto Hernández Vásquez


Con el respaldo de Rocío Soria, quien coordinó la muestra Narrativa Actual de Ecuador, en la revista Cultura de VeracruZ, no. 52, febrero del 2010, ahora se recoge la valiosa y trascendental investigación sobre el eterno retorno a la vanguardia ecuatoriana, de Freddy Ayala Plazarte. Como un homenaje al poeta vanguardista Hugo Mayo, el crítico literario originario de Latacunga 1983, y comunicador social, quien integró los Talleres de Literatura de la Casa de Cultura Ecuatoriana desde el año 2005.
También es miembro del colectivo literario la.k-bzuhela de Quito. Ha publicado en poesía: “Zaratana” (2007). Y “Kamastro de Matuta” (2009) con Drugos de la Naranja Editorial. Ha participado en encuentros en Quito, Guayaquil, Riobamba. Consta en antologías nacionales como en la selección poética “fractales” (CCE, 2008). Memorias del primer festival de poesía joven “Ileana Espinel” (CCE, Núcleo el Guayas 2008). Revista Cyberalfaro (Universidad Laica Eloy Alfaro Manabí, 2008). Realizó una antología sobre la Novísima Poesía Ecuatoriana “Premonición a las puertas” de próxima publicación. Segundo Lugar en el concurso de poesía social organizado por la Escuela de Lenguaje y Literatura de la Universidad Central del Ecuador (2007). Coordinó una publicación de la novísima poesía ecuatoriana en el suplemento definitivamente jueves en México. Actualmente Freddy Ayala Plazarte realiza investigación y edición para la editorial K-OZ.
La incursión en el conocimiento de las propuestas vanguardistas de Hugo Mayo (Manta, 1897-Guayaquil, 1988), para muchos lectores corresponde al descubrimiento con la permanente reconstrucción de la imagen poética, el enfrentamiento con propuestas estéticas y enriquecedoras. La metálica y luminosa valoración de la imagen paranoica en las obras, principalmente sobre el análisis e interpretación de los libros “Zaguán de Aluminio” y “Chamarasca”, de Hugo Mayo.
Freddy Ayala Plazarte reflexiona y aclara que: “Miguel Augusto Egas (Hugo Mayo) como el primer vanguardista ecuatoriano, desde su seudónimo condensa aquel carácter antioficialista, rebelde, solitario que siempre lo caracterizó. Lo sabemos: Hugo en admiración al escritor francés Víctor Hugo (Los miserables) y Mayo, como él mismo decía, por ser un mes luminoso de cambios profundos, para encontrar nuevas formas figurativas.
Este manabita cambiaría el sentido poético de nuestra literatura en la primera mitad del siglo XX, mientras que para 1920-30 los poetas modernistas de la generación decapitada (Medardo Ángel Silva, Humberto Fierro, Arturo Borja, Ernesto Noboa y Caamaño) se extinguían por muertes prematuras, el poeta desechaba la posibilidad de desvelar más obra en base al universo romántico-melancólico en el que venían manifestándose nuestra poética desde fin de siglo XIX, tan apegada a un canon simbolista por la expresividad y persistencia del ideal Belleza burguesa, sugestión por la muerte, sentimiento de soledad, afán decadentista, lo cual abrió caminos para que la vanguardia replantee y reconstruya la imagen poética, y ya que el simbolismo usaba metáforas, la imagen vanguardista mataba al símbolo y valoraba el lenguaje: en otras palabras el significante.”
Por lo cual, la revista Cultura de VeracruZ recogió en un número casi monográfico, el seguimiento y estudio de uno de los impulsores del vanguardismo en América Latina y España. La revisión crítica realizada por Freddy Ayala Plazarte representa un enfrentamiento con el poder de la creación literaria. Sin duda alguna la divulgación de este homenaje a Hugo Mayo, significa para muchos lectores el encuentro con la renovación y el desarrollo de la poesía ecuatoriana, y latinoamericana.
Es indispensable, siquiera llevar a cabo otra cita para invitar a la lectura de este valioso trabajo de investigación y crítica literaria. “Chamarasca, como su significado sugiere, la llama, el fuego que es la palabra, la dimensión a la que llega el desentendimiento de un poema. Chamarasca no es una obra de un decenio o medio decenio, ni tampoco es poesía para asimilarla mediáticamente. “Chamarasca” es una obra que estuvo siempre construyéndose en la silenciosa rebeldía del autor y por eso dice mucho más que su propio tiempo, y lo que en Ecuador fue la vanguardia de Hugo Mayo”, concluye Freddy Ayala Plazarte.
En la sección de comentarios y reseñas Esther Mandujano García, realiza algunas reflexiones sobre el libro de relatos “De todas las mujeres”, que dio a conocer Samuel Pérez García, en ediciones Cultura de VeracruZ, el presente año. Al mismo tiempo, se recoge el artículo “La escritura y el consuelo”, de Armando Ortiz. Por su parte, Irving Ramírez, colabora con sus fundamentales reflexiones acerca de: “Los hijos de los escritores”, “Salinger: El enigma ha muerto”, y “Trakl: bajo las sombras de plata de su estirpe”.
Cierra este número, el ensayo “Beatriz Espejo: Prohibido pecar y arrepentirse en la provincia”, de Víctor Gil Castañeda, profesor en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima. Autor de seis libros de ensayos literarios. Se desempeña como periodista cultural en medios impresos y electrónicos. Se trata de la revisión sobre las aportaciones de los cuentos que integran el libro “El cantar del pecador” (Premio de Narrativa Colima en 1993), de la narradora veracruzana Beatriz Espejo.

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