No.20 ESCRITORES DEL PUERTO DE VERACRUZ

Escritores del Puerto de Veracruz
No.20 Nueva Época / Junio 2007

Por: Mario Hernández Vázquez

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El número 20 de la revista Cultura de VeracruZ, correspondiente a Junio del presente año, ofrece un monográfico dedicado a los escritores del Puerto de Veracruz. Entre los trabajos literarios destacan los siguientes, las colaboraciones de Gabriel Fuster, “La sexta estación”. Con este relato demuestra su empeño valioso destacado por el esfuerzo en el campo de la narrativa. Por su parte, enseña Juan Joaquín Pérez-Tejada una “Muestra poética” breve de su trabajo en el campo de la poesía mexicana. Sin duda alguna, este poeta ya pertenece a la nómina de los más importantes a nivel nacional.

En el campo de la narrativa, conviene destacar a Humberto Hernández Gálvez, por su formidable texto: “Más grande que Hemingway”. En el periodista Ricardo Rubin ofrece su cuento “Tres retratos de mujer”. Otro importante poeta veracruzano es Jesús Garrido, quien también da a conocer una selección de sus “Poemas”. Jaime G. Velásquez, participa con su relato “El año pasado aquí cerca”; precisamente fue quien tuvo a cargo esta muestra de escritores en el puerto de Veracruz.

Una poeta que viene a demostrar su talento en la revista Cultura de VeracruZ, es Marisol Robles, con sus versos incluidos en “Migración de aves”. Desde luego causan interés las colaboraciones de Alicia Dorantes “Había una vez un organillero”, Luis Armando Torres “Alas”, Mary Carmen Gerardo con sus versos de “El hombre X”. Verónica Gutiérrez Fernández, participa con su relato de ciencia ficción “Comeidante”. Patricia Hernández Velásquez “Mi noche”, Martha Elsa Durazzo Magaña con el relato “El baile”. Ysabel Ramírez publica su poema “Ofrenda”, y Raúl Arteaga Pérez sus trabajos poéticos con el titulo de “Espera”. Ligia Donají Ramos Soto da a conocer dos textos, entre ellos “Heliotropos”, en donde enseña su talento narrativo. Cierra esta muestra Graciela Carrillo con su breve texto “El tren”.

Hay que destacar la poética de Gabriel Fuster, en donde explica su “Motivación para escribir”: “Disfruto escribir porque descubrí que soy capaz de mecanografiar 62 palabras por minuto, sin errores y sin vocales. Sin embargo, otro evento de mi vida debió ser el detonante de una primera historia, pero no logro fijar cual pudo significarme: Quizás porque estuve internado en el consejo tutelar para menores por robar los bolsos a las ancianas en el mercado, a los 14 años; Quizás porque insulté públicamente a Paul Anka y sus guardias de seguridad durante una recepción a poetas latinos, en el Hotel Hilton de la Vegas, Nevada, a los 24 años; Quizás porque salvé la vida de ser arrollado por un tren al adelantarme al semáforo en el cruce de ciudad Cardel, superando el descarrilamiento dentro de esta camioneta de uso oficial de la SEP y con Tom Petty and The Heartbreakers a 120 decibeles; Quizás porque edité antes que nadie y publiqué al castellano la primera colección de historias de Salvador Elizondo, el misterioso autor de Farabeuf o la crónica de un instante, a los 30 años y principios de bipolaridad; Quizás porque conmoví hasta las lágrimas a Salma Hayek con mi propia recitación de “Versus”, sin otra cosa puesta que una toalla de baño; Quizás porque fui ayudante de un mago de fiestas infantiles y desaparecí a mi tía Irma, a los 3 años; Quizás porque conocí a Juan Vicente Melo y aún mantengo correspondencia con él desde ultratumba; Quizás porqué rescaté a cuarenta y cuatro personas vivas y la cabeza inmortal de la Hidra bajo los escombros del gran terremoto de 1985; Quizás porque fui expulsado de mi primer colegio católico por herejía, luego de escribir al revés “Natas Eva” en mi turno al pizarrón, a los 12 años; Quizás porque suplanté a Edmundo Valadés para obtener el premio Edmundo Valadés de cuento corto, resultando en Estrella de primera magnitud mientras Edmundo gira; Quizás porque viajé a 19 países para encontrar un lugar donde erigir un hemiciclo a la memoria de Borges en la batalla entre los libros antiguos y los modernos. Mentira, los engañé. Mi primera historia fue inspirada por este fastidio hacia el género de los héroes y mamarrachos de musculosa lycra de su tiempo. Los villanos si cuentan”.

Gabriel Fuster, viajero, coleccionista y enfant terrible, es nativo de Veracruz y uncido bajo el signo de Virgo. Buen conversador, pero calladito se ve más bonito. Ha publicado fecundo y a sus anchas dentro de la Colección Personae Non Grata, que emprendió bajo su cuenta y riesgo, destacando los libros de cuentos Té con Sir Andi Piti (1995), Salmón (1999), Rua Morgue (2004), Cameo (2005), Tres veces Bilín (2006) y Cuadros con descuento (2007) donde es apreciable que posee una bodega cultural por mente. Recientemente mereció la beca del programa de estímulo a creadores. Que alguien sepa, Gabriel Fuster y los atlantes jamás se conocieron, pero se hubieran entendido admirablemente. Su sueño dorado es viajar en el tiempo.
El coordinador de este número de la revista Cultura de VeracruZ, Jaime G. Velásquez: nació en el D.F. en 1951 y hace veinte años vive en la ciudad de Veracruz. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM, fue becario en el extinto Centro Mexicano de Escritores. Editor en el DF de revistas y suplementos, en el Instituto Veracruzano de Cultura de libros de autores veracruzanos, y, como editor privado, de libros y varias revistas, entre otras, La ventana cerrada (Catálogo de Revistas de Arte y Cultura, CONACULTA, México, 1999; pág. 193). Organizador de la Reunión de poetas de Orizaba, Córdoba, Xalapa y Veracruz del año 2000. Dirigió en el periódico Sur (hoy Imagen), por tres años, el suplemento Viernes en la cultura. Articulista en medios de México y otros países. Ha publicado tres libros de poemas y una recopilación de artículos.
Vale la pena recordar la figura literaria de Juan Vicente Melo, porque con esta muestra incluida en la revista Cultura de VeracruZ, se advierte todavía hasta nuestros días la presencia del autor más importante originario del puerto de Veracruz. Esta herencia transcendental puede notarse admirablemente en la lectura de los relatos de Gabriel Fuster, y Humberto Hernández Gálvez, quienes deben ya de estar presentes en cualquier antología de este genero literario en territorio nacional. Desgraciadamente la falta de respaldos hacia la difusión de estos valores de las letras del puerto de Veracruz, permite la distancia del olvido que ahora en las páginas de este número de la revista Cultura de VeracruZ, hoy tienen la alternativa de ser reconocidos en cualquier parte de México.Por tal motivo, la revista Cultura de VeracruZ, se presentará en el puerto de Veracruz, y en otras ciudades veracruzanas para dar a conocer este rico material de autores arraigados fuera de la capital de Veracruz. Esta muestra literaria dispone de un puñado de escritores que ya tienen un espacio en la divulgación de sus productos de creación. Merecen una nota sobresaliente los poetas Juan Joaquín Pérez-Tejada, Marisol Robles, Jesús Garrido, al dar a conocer en la revista Cultura de VeracruZ, sus trabajos de uno inolvidable excelencia literaria. Con esta muestra de escritores del puerto de Veracruz, se logra rescatar un verdadero filón de la literatura mexicana.

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