La defensa heroica de Veracruz
Por Raúl Hernández Viveros
Al cumplirse el centenario de
que la bandera de las barras y estrellas, fuera instalada durante varios meses
en el Puerto de Veracruz, a partir del 21 de abril de 1914; es fundamental
recordar a los ciudadanos patriotas que fueron abatidos por las tropas
invasoras de Estados unidos de Norteamérica. Aquellas alrededor de 200 personas,
más un puñado de heroicos cadetes de la Escuela Naval, quienes ofrendaron sus
vidas en contra de la invasión extranjera a territorio veracruzano.
Desde diciembre de 1913, el general Cándido
Aguilar se enfrentó contra las turbias maniobras del gerente de la compañía
petrolera “El Águila”, acompañado del vicecónsul del gobierno norteamericano, y
fue calumniado de recibir diez millones de dólares por parte de las compañías
petroleras extranjeras, ante Venustiano Carranza, quien aceptó las razones del
militar veracruzano en resguardo de los pozos petroleros instalados en el norte
del estado de Veracruz.
Posteriormente,
con el pretexto de proteger los intereses norteamericanos antes mencionados en
peligro por la violencia y corrupción en México, el 14 de abril de 1914, una
escuadra de barcos de guerra de Estados Unidos, bloqueó el puerto de Tampico,
con la misión de cumplir las instrucciones de cuidar a la Huasteca Petrolium Company.
Mientras en la capital azteca se atribuyó a Jorge Huerta, hijo del usurpador
Victoriano Huerta, encabezar manifestaciones en contra de edificios y comercios
norteamericanos. La multitud hasta llegó a derribar la estatua de George
Washington, con la finalidad de suplirla por la de don Miguel Hidalgo.
Además,
los servicios de espionaje de la embajada de Estados Unidos ya habían detectado
el traslado de un barco con armamento y municiones de Alemania, las cuales iban
a transportar a las fuerzas de Victoriano Huerta. Principalmente, los asesores
de la Casa Blanca se encontraban molestos por la aprobación de algunos préstamos
de gobiernos europeos, bajo el pacto de la entrega de petróleo a bajos precios acordados
a los intereses correspondientes.
A
las 11 de la mañana del 21 de abril de 1914, el cónsul norteamericano en
Veracruz, le ordenó por teléfono al comandante Gustavo A. Maas, el retiro de la
tropa nacional del puerto de Veracruz. De momento se negó a dicha petición, pero
al saber que el pueblo veracruzano, voluntarios y policías se instalaban en el
frente de Santiago, sumaban más de 2000 defensores, frente al temor de la
masacre ordenó la retirada hacia Los Cocos, Tejería y Soledad.
Debido
al urgente repliegue, el general mexicano dejó olvidada su espada y la bandera
tricolor. Su hija en un acto de heroísmo fue a recoger los símbolos patrios, y
desde la ventanilla de un automóvil enarboló la bandera gritándole a los
transeúntes que enfrentaran a los invasores norteamericanos. Casi al mismo
tiempo, del cañonero Prairie desembarcaron 500 marines.
Ante lo cual un
grupo de mexicanos y españoles se atrincheraron en los edificios de telégrafos
y correos, también acompañados de voluntarios del Ejército y algunos alumnos de
la Escuela Naval. Tomaron las porcas armas y municiones de que disponían. En un
enfrentamiento desigual por la enorme cantidad de soldados norteamericanos, el
asalto se complicó sólo dos horas. A las tres de la tarde, los marines desembarcaron
un cañón de montaña para liquidar a los tiradores que desde lo alto del Faro
Benito Juárez atacaban a los invasores.
Los
refuerzos norteamericanos descendieron del barco Utah, y desde el express Welss
Fargo los cañones lanzaron sus bombas para someter a los defensores. Después de las cinco
de la tarde prosiguió el ataque a los hoteles México y Oriental. A diferencia
de la guarnición militar de San Juan de Ulua, los presos tomaron las armas y
salieron a combatir. Sin ninguna declaración de guerra y en contra del Derecho
Internacional, durante varios meses la administración norteamericana pudo
controlar el tráfico de armas y administrar la principal aduana de México. En
una carta de la esposa del encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos
se aclaró que: “Con la toma de Veracruz a través de cuyas aduanas entra una
cuarta parte del total de las importaciones.” Después de la firma de convenios,
las tropas invasoras abandonaron el puerto de Veracruz, el 21 de octubre de
1914. Sin embargo, la fuerza fundamental estuvo representada por el interés y
la necesidad del petróleo de México, que posteriormente las fuerzas militares
norteamericanas utilizaron durante la Primera Guerra Mundial, a partir de
agosto de 1914.
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