miércoles, 16 de abril de 2014




La defensa heroica de Veracruz
Por Raúl Hernández Viveros

Al cumplirse el centenario de que la bandera de las barras y estrellas, fuera instalada durante varios meses en el Puerto de Veracruz, a partir del 21 de abril de 1914; es fundamental recordar a los ciudadanos patriotas que fueron abatidos por las tropas invasoras de Estados unidos de Norteamérica. Aquellas alrededor de 200 personas, más un puñado de heroicos cadetes de la Escuela Naval, quienes ofrendaron sus vidas en contra de la invasión extranjera a territorio veracruzano.
             Desde diciembre de 1913, el general Cándido Aguilar se enfrentó contra las turbias maniobras del gerente de la compañía petrolera “El Águila”, acompañado del vicecónsul del gobierno norteamericano, y fue calumniado de recibir diez millones de dólares por parte de las compañías petroleras extranjeras, ante Venustiano Carranza, quien aceptó las razones del militar veracruzano en resguardo de los pozos petroleros instalados en el norte del estado de Veracruz.
            Posteriormente, con el pretexto de proteger los intereses norteamericanos antes mencionados en peligro por la violencia y corrupción en México, el 14 de abril de 1914, una escuadra de barcos de guerra de Estados Unidos, bloqueó el puerto de Tampico, con la misión de cumplir las instrucciones de cuidar a la Huasteca Petrolium Company. Mientras en la capital azteca se atribuyó a Jorge Huerta, hijo del usurpador Victoriano Huerta, encabezar manifestaciones en contra de edificios y comercios norteamericanos. La multitud hasta llegó a derribar la estatua de George Washington, con la finalidad de suplirla por la de don Miguel Hidalgo.
            Además, los servicios de espionaje de la embajada de Estados Unidos ya habían detectado el traslado de un barco con armamento y municiones de Alemania, las cuales iban a transportar a las fuerzas de Victoriano Huerta. Principalmente, los asesores de la Casa Blanca se encontraban molestos por la aprobación de algunos préstamos de gobiernos europeos, bajo el pacto de la entrega de petróleo a bajos precios acordados a los intereses correspondientes.
            A las 11 de la mañana del 21 de abril de 1914, el cónsul norteamericano en Veracruz, le ordenó por teléfono al comandante Gustavo A. Maas, el retiro de la tropa nacional del puerto de Veracruz. De momento se negó a dicha petición, pero al saber que el pueblo veracruzano, voluntarios y policías se instalaban en el frente de Santiago, sumaban más de 2000 defensores, frente al temor de la masacre ordenó la retirada hacia Los Cocos, Tejería y Soledad.
            Debido al urgente repliegue, el general mexicano dejó olvidada su espada y la bandera tricolor. Su hija en un acto de heroísmo fue a recoger los símbolos patrios, y desde la ventanilla de un automóvil enarboló la bandera gritándole a los transeúntes que enfrentaran a los invasores norteamericanos. Casi al mismo tiempo, del cañonero Prairie desembarcaron 500 marines. 
Ante lo cual un grupo de mexicanos y españoles se atrincheraron en los edificios de telégrafos y correos, también acompañados de voluntarios del Ejército y algunos alumnos de la Escuela Naval. Tomaron las porcas armas y municiones de que disponían. En un enfrentamiento desigual por la enorme cantidad de soldados norteamericanos, el asalto se complicó sólo dos horas. A las tres de la tarde, los marines desembarcaron un cañón de montaña para liquidar a los tiradores que desde lo alto del Faro Benito Juárez atacaban a los invasores.
            Los refuerzos norteamericanos descendieron del barco Utah, y desde el express Welss Fargo los cañones lanzaron sus bombas para  someter a los defensores. Después de las cinco de la tarde prosiguió el ataque a los hoteles México y Oriental. A diferencia de la guarnición militar de San Juan de Ulua, los presos tomaron las armas y salieron a combatir. Sin ninguna declaración de guerra y en contra del Derecho Internacional, durante varios meses la administración norteamericana pudo controlar el tráfico de armas y administrar la principal aduana de México. En una carta de la esposa del encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos se aclaró que: “Con la toma de Veracruz a través de cuyas aduanas entra una cuarta parte del total de las importaciones.” Después de la firma de convenios, las tropas invasoras abandonaron el puerto de Veracruz, el 21 de octubre de 1914. Sin embargo, la fuerza fundamental estuvo representada por el interés y la necesidad del petróleo de México, que posteriormente las fuerzas militares norteamericanas utilizaron durante la Primera Guerra Mundial, a partir de agosto de 1914.

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